miércoles, 29 de junio de 2016

Y todavía se mantiene

Estudiar lo perdurable en el estado peruano a través de sus prácticas cotidianas



En las ciencias sociales peruanas, el estudio del cambio político ha sido una cuestión central. Por el contrario, la "continuidad por sorpresa" del estado no es analizada como un fenómeno de relevancia. Esta ausencia, llevada a sus extremos, resulta paradójica: mientras más se asume la fragmentación, debilidad y ausencia del estado, menos se conoce los mecanismos que permiten, en mayor o menor medida, el funcionamiento de sus actuales sistemas administrativos.

Unas primeras aproximaciones apuntan a que el mantenimiento del "modelo" (no económico, sino político) se da por "default". Ante la ausencia de partidos, los ministerios más tecnocráticos, sin poseer un poder sobresaliente, son lo suficientemente fuertes para aprobar y ejecutar procedimientos y políticas. Sin negar esta desigualdad, cabe preguntarse si ese poder es suficiente para enfrentar otros desafíos. Cualquier persona que ha trabajado en el estado sabe que uno de los principales problemas para llevar acabo procesos es la falta de coordinación, tanto o más que la oposición directa. De hecho, un poder incluso avasallador puede ser resistido. Como lo sugieren Scott y Crozier, hay margen para que el "subyugado" (sea campesino o burócrata) entable prácticas de "resistencia": en el estado estas prácticas van desde entorpecer el uso de recursos en una oficina hasta vincularse con la sociedad, en formas cercanas a la corrupción. 

Otro tipo de aproximación apela a la continuidad por ideología. Las tácticas de gubermentalidad del neoliberalismo permiten que los actores dentro del estado (y fuera de éste) aprehendan una serie de prácticas que, a su vez, generen una idea de continuidad. Estas prácticas (re)construyen la visión de túnel del estado, y un fetichismo hacia las cifras y resultados auditables. Sin desconsiderar el peso de la ideología, sobre todo en las altas esferas tecnocráticas, cabe aún preguntarse acerca de las distintas maneras en las cuales esta ideología "baja" y se establece en los niveles regionales y locales de los sistemas administrativos; más aún cuando la gubermentalidad demanda un cierto nivel de autoritarismo que no existe en muchos sistemas ni recae sobre la mayoría de divisiones territoriales (aunque la gubermentalidad no exige un centro estatal que irradie poder, es poco probable que grupos sociales, por sí solos, reproduzcan una idea de estado, y menos todavía de su continuidad).

¿Cómo analizar la estabilidad de algunos sistemas? Podríamos volver la mirada a las organizaciones estatales, y a las prácticas de sus burócratas. Esta sugerencia parece trivial y repetitiva; no obstante, su recuerdo ayuda como antídoto frente a marcos conceptuales que se restringen a discursos y reglas formales e informales: los actores dentro del estado peruano no solo se guían por reglas (en muchos casos, ausentes o en proceso de consolidación), sino,además, actúan estratégicamente; de esta manera logran, en ocasiones, articular sus prácticas en rutinas más perdurables. El estado se reconstruye desde lo cotidiano. Las organizaciones se asientan en instituciones; pero no se agotan en éstas. La ideología orienta las prácticas, pero no las dirige, y en última instancia sirve de herramienta para la acción de algunos burócratas interesados en la continuidad de los sistemas. 

Si volvemos a discutir conceptos de la sociología de las organizaciones, surgen un abanico de preguntas sobre la formación de la estabilidad en un contexto como el peruano: ¿quiénes son los burócratas centrales, regionales y locales que participan en los sistemas? ¿Cuáles son sus intereses? ¿Qué características tienen? ¿Qué otros actores participan? ¿Cómo y cuándo lo hacen? ¿Cómo coordinan entre ellos? ¿Cómo negocian? ¿Cómo persuaden entre sí? ¿Qué elementos simbólicos y materiales utilizan en la persuasión? ¿Con qué propósito? ¿Cómo lo utilizan? Todo lo anterior, que podrían ser puntos de partida para el hallazgo de patrones, configura el quehacer de los burócratas, el cual no debe ser tomado por dado; el efecto final es lo que conocemos por la continuidad del "estado", no solo en términos simbólicos, sino también infraestructurales, funcionales.        


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